viernes, 21 de noviembre de 2008

Londres

Acabo de llegar de londres con unas ganas increíbles de deskakear un rato por la red. Casi sin deshacer la maleta he encendido el ordenador y mi compañero me ha dado la sorpresa de que carecemos de conexión a internet. Así que aquí estoy frente al bloc de notas del windows escribiendo lo que, de tener internet, colgaría esta misma noche en el blog.

Han sido unos días verdaderamente buenos. No os voy a engañar, empezaba el viaje algo inquieto y extrañado. Iban a ser casi 4 días juntos, un grupo de personas muy hetereogénero y que apenas se conocía entre sí, cuyo único nexo de unión era un servidor. Para más inri uno de los grandes motivos del viaje era ver al Porras, un amigo que anda por tierras londinenses, pero hacía meses que no hablaba con él y apenas nos habíamos puesto de acuerdo para quedar y eso, tampoco quería molestarlo.

Reencuentro con el Porras y primer contacto con Londres. Una foto que más clásica y es una postal, pero es que a todos nos gusta turisteai un poco

Pero como dice mi amigo Vila, "un viaje comienza con inquietud y termina con melancolía". Y eso mismo me pasa a mi. La verdad es que el grupo no resultó nada mal, al fin y al cabo no son personas tan diferentes, y juntos hemos estado muy bien. Al Porras lo veo genial, igual que siempre pero en un lugar tan diferente, que le hace sentir muy bien, en estado puro diría yo.


No os voy a engañar, incluso a mi me vino esa pequeña (pero pequeña enn!) vena consumista en el mercado de Candem Town, esa gorra es la prueba.

Y bueno, Londres es una ciudad que a nadie deja indiferente. Ninguno que haya ido por allá podrá decir que pasó por Londres como quién pasa cualquier lugar. Una ciudad que creo que no refleja el país que capitaliza. Capaz de mantener una reina trasnochada y tradiciones absurdas por el simple hecho de que siempre fueron así, pero que a la vez tiene el movimiento gay más importante del mundo, que está llena de gente diferente, de formas, colores y actitudes opuestas, que conviven entre sí sin mirarse más de la cuenta. Increíblemente compleja, tan tópica y tan sorprendente. No sé, uno de esos lugares a los que hay que ir. Y volver.


Porras y yo en Picadilly Circus

Y estos casi diez días que andaron por aquí Jose Carlos y Blanca pasaron rápidos. Y como siempre que estoy con Jose Carlos, los días se hacen imprevisibles, nunca sabe uno qué acabaremos haciendo ni donde acabaré echandole la bronca. Pero bueno, en eso exactamente está el encanto de este personaje que desde años me acompaña. Echaba de menos reirme de las cosas más absurdas, como solo sabe hacer mi amigo.


Hacía ya demasiado tiempo que no hacía el tonto con Jose Carlos, una buena dosis de él es necesaria (y suficiente!!)

Y bueno amigos, que creo que me acuesto, que el cansancio está venciendo a mis ganas de contaros todo lo que en la tierra de Winston Smith conocí. Me quedaron mil cosas por ver. Pero pronto quiero volver, hay mil rincones que se quedaron pendientes y algunos de esos lugares frikis a los que pocos me acompañarían, como la casa de BP o la tumba de Marx, me esperan.


Los cuatro que nos negamos a ir de compras. Un paseo por Londres no tiene desperdicio, meternos los cuatro en una cabina roja tampoco.

Ciao a tutti!. Un abrazo que huele a otoño en londres, a neblina y hojas marrones que se caen.

Salud!

W.S.

No hay comentarios: