Ando malito...

Siempre dije que cuando uno está malito como mejor está es en su casa. Con su camita, su sofá, un pijama y un pucherito calentito de mamá (o papá, claro). Pero como veo poco factible lo del puchero, me abrigo, tomo un eferalgan y me niego a quedarme en casa aburrido.

Así que ayer, tras pasar un día un poco regulero cogí un par de buses y me dirigí a esa plaza del Trastevere a la que poco a poco nos vamos haciendo asíduos. Como marca la tradición (sí sí, aquí lo que hacemos más de dos días ya es tradición...) cruzamos el río, compramos en el puesto de cervecitas más barato de toda Roma y nos sentamos a ver cómo anda y respira esta ciudad, a compartir planes sobre viajes futuros y a disfrutar de la orilla del Tiber.

Tras dos semanas de supervivencia en la jungla de la burocracia de esta universidad (si es que finalmente consigo sobrevivir) podré aguantar cualquier tipo de papeleo, cola, estupidez e incluso dejadez de todo tipo de hombre de ventanilla y sello. A veces llegan a desesperarme estos italianos y su "piano piano...". Los que me conocen saben que no soy alguien que se irrite rapidamente, y mucho menos formal y ordenado, así que imagínense...No quiero pensar la sensación que tendrá un Alemán o un Noruego que venga de esas universidades ,donde no falla ni el reloj de la entrada, cuando vea que tres días antes de empezar las clases no se saben que asignaturas te ofrecen este curso, que es citado tres veces en un tablón de anuncios cercano a Cuenca para ver unos horarios que nunca salen, que las secretarías para los eramus abren unas 4 horas a la semana, etc etc etc...

Bueno, no os puedo engañar, esto es lo que escribí antes de salir para el cine, habíamos quedado todos aquí cerca de casa, y no me dió tiempo a terminar la entrada. Y a partir de aquí el día ha cambiado un poco, o al menos mis sensaciones y sentimientos, porque aunque lo que he hecho realmente no ha diferido mucho de lo planeado, mi cabeza ha estado en Jerez desde que he hablado con Jose Carlos.

Blanca ha tenido un accidente con la moto. Está bien, no os preocupeis. Pero este tipo de noticias son las que uno temía antes de comenzar este viaje. Que suene el teléfono y te digan que lo más mínimo le pasó a alguien que quieres es la peor sensación que puedo tener aquí. Gracias a dios no ha sido grave, y en días estará bien pero mi cabeza no puede abandonar el hospital de jerez aún. A todos se nos pasan mil cosas por la cabeza, que aunque no hayan parado de decirme en toda la noche que no hay porqué preocuparse, el no poder estar allí echando una mano en lo que se pueda, me intraquiliza. Espero pronto verlos a los dos por aquí, como teníamos planeado...

Buenas noches, descansen, y porfavor, cuídense.

Salud!

W.S.