sábado, 11 de octubre de 2008

bailando reggae en la puerta del rectorado....

Hace días que no escribo y sé que mis asiduos lectores se impacientan y desesperan, algunos ya adictos al prozac, me escriben desde todas partes del mundo suplicandome una nueva entrega de mis aventuras por esta ciudad. Tranquilos, no desespereis, si no escribí fue...fue porque....eso, que fue por....Bueno, no sé porqué pues estos días siguieron en la línea, ascendente, de los demás.

El otro día estuve en el Vaticano con Manolo, Mila y un amigo de Mila que ha venido de visita. Impresionante, sí.Pero todo el que venga a esta ciudad y visite los museos vaticanos deberá hacer un esfuerzo moral e intentar separar la admiración por lo que ves del fenómeno social que es.

Si consigues admirar las magníficas obras de todas las épocas y los mejores autores, sin pensar que estás en la sede mundial de una religión que enarbola como bandera al hijo de un carpintero que nunca tuvo nada suyo en toda su vida, entonces, puedes maravillarte con los Caravggio, van gogh, Dali, Miró, Rafael, Bernini, esculturas clásicas o con la fabulosa Capilla Sixtina. De lo contrario, puede que entres en un estado de shock catastrófico que te haga sentir un deseo de apostasía casi irresistible. Yo conseguí quedarme en un punto medio, y admirar el arte, sin después dejar de darle vueltas al porqué de tanta riqueza. Realmente es un lugar que hay que conocer.

Pero si algo me sorprendió fué lo que ví al bajar a las tumbas de los papas. Son unas catacumbas debajo de la Basílica de San Pedro. Íbamos siguiendo el camino marcado para la visita, como buenos turístas, cuando al fondo vimos un montón de gente parada frente a lo que parecía una tumba. Nos fuímos acercando y vímos como había gente de rodillas, y algunos incluso lloraban emocionados. No comprendíamos muy bien qué había pasado. Llegamos al lugar y conseguí asomarme entre la multitud de cabezas, y ví que ponía: "Giovanni Paolo II". Y es que si alguien es admirado en esta ciudad, o al menos por esa Roma que se despierta mirando las murallas vaticanas todos los días, ese es Juan Pablo II. Otro momento que apuntar en mi lista de "Fenómenossocialesquesigosincomprenderenestaciudad".

Ayer, quedé con Miguel, un vasco que conocí en el albergue, y estuvimos dando una vuelta por el Barrio de San Lorenzo. Después quedé con el resto de la gente (compis de piso, gallegos, francesas, etc..) y fuimos a la universidad que había unos conciertos de Reggae y Ska.

Bueno, resultó ser más bien una fiesta pues faltaban un aspecto esencial para llamarlo concierto: un grupo que toque. Quitando ese detalle la noche fue genial. Un buen puñado de botiglias de vino ayudaron a que el italiano saliera de manera dinámica y fluída. Pero lo que más me gustó, es estar bebiendo y bailando justo delante de la puerta del Rectorado de la Universidad, sin seguratas ni nada por el estilo, y sin que hubiera un solo problema. Me acordé muchísimo del policía que hace unos meses me multó por estar ,también, en la puerta del rectorado, aunque no precisamente bebiendo...No os quepa duda, que bébí un trago a su salud....

Bueno, esta noche iré a cenar con Margot (sí sí, con margot y michel, que andan por aquí...) y con algún cura de La Salle a Castelgandolfo, un pueblo cerca de Roma, que dicen que es precioso...Ya os contaré.

Un fuerte abrazo, se les echa de menos.

Salud! Bella Ciao!

W.S.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sin duda el vaticano es algo impresionante! Yo me quede un monton de sorprendida, me encanto y volveria a ir a visitarlo, genial. Margot y Michel alli?? Waaa, que bien no? Pues nada, que te sea muy simpatica la cena de hoy... que envidia me das :D


un besooo

Anónimo dijo...

a mi me daría asquito ver tanto lujo

creo que la iglesia tiene una deuda histórica con la sociedad por haberse lucrado tanto de la fe de los pueblos